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Mi nombre es Elend. Winter. En realidad no, pero prefiero que me conozcáis por ese nombre.
Sí, Elend.
Escribo bastante, a veces para plasmar esas ideas que explotan en mi cabeza como fuegos artificiales;
a veces para simplemente saciar al papel en blanco, y darle vida, forma, y color. Me encantan las galletas. Por eso espero que me dejéis bastantes :) (comentarios)

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más no vigor ni fortaleza.


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Estación del momento.
sábado, 15 de mayo de 2010 14:07
Verano. Odio el verano. Muchos lo adoran, pero yo, sinceramente, lo detesto. Sí, hace calorcito, ese que agradecemos, aunque en exceso lo aborrecemos. Pero a mí lo que me gusta del verano no es el sol, ni mucho menos.

Sin duda alguna, si quisiera rescatar algo del verano, sería los nísperos.



 Sí, me encanta esa fruta que se asemeja a la forma de un feto mal parido de color extravagante y muy a menudo, lleno de moratones que parecen haber sido la evidencia a un maltrato. Como de 14 a 20 cada día. Su sabor no es ni muy dulce, ni muy ácido. La textura de la piel y la facilidad de desgarrar de la carne ésta, la hace una fruta totalmente fácil de pelar y comer. Los huesos, gordos y rellenos, te avisan de que se acabó la carne. No sé cuántas veces de pequeña probé a enterrar los huesos de nísperos en las plantas de mi casa para ver si crecían, pero fueron muchas.

Pero bueno, por desgracia esta fruta solo es asequible en esta época del año por lo que he de aprovechar y comerlas hasta que la estación próxima se las lleve.

Y bien, y es que en esta época, se sufre más que se disfruta (al menos para mí) pero con mis nísperos, ya soy feliz. ¿Qué sería el verano sin el calor aberrante día tras día, sin esos bichitos que te llenan de picaduras, sin las camas desnudas a la falta de sábanas, sin el andar por casa sin calcetinas, y cómo no, sin mis queridos nísperos?

Pero eso sí, sigo odiando el verano.

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